24.4.08

LA DIRECCIÓN DEL CULTO (PARTE II)

Aquí entrego la segunda parte sobre la Dirección del Culto. Dios los bendiga.



II. Líneas orientativas sobre el modo de conducir el culto

A. Observaciones generales

1. El éxito del tiempo de adoración depende en gran parte del que lo dirige.

2. Cada culto merece una cuidadosa preparación.


Sería intolerable que un predicador ocupara el púlpito sin llevar aunque sólo sea mentalmente un bosquejo al cual ajustarse; igualmente injustificable es que quien dirige a la iglesia en la adoración y la alabanza dé comienzo al culto sin haber pensado atentamente y decidido el modo de presentar cada uno de los elementos que formarán parte del mismo.


3. Aún más importante que la diversidad y la meticulosidad con que se ha preparado la totalidad del culto es el espíritu con que se dirige.

a. Para tener un espíritu adecuado, el que dirige debe haber estado antes en comunión con Dios, haber expuesto su corazón y su servicio a la consideración del Señor.

b. Ni el entusiasmo, ni las formas de solemnidad piadosa, ni la entonación pueden sustituir lo que realmente da dignidad y valor a la conducción de un culto.

c. El que dirige debe reflejar en su propia conciencia de que está en la presencia de Dios, y adorando al Dios vivo y verdadero.

d. El dirigir un culto origina inevitablemente nerviosismo, que a la vez va acompañado de una sensación de paz; son los nervios que producen un elevado sentido de responsabilidad.

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